21 de marzo.- En un momento de crisis medioambiental sin precedentes, desde la ABA (Asociación Balear del Árbol) es vital abordar la imperiosa necesidad de mantener los árboles vivos, tanto en las ciudades como en el campo. La tala anual de cientos de millones de árboles es una catástrofe con profundas implicaciones para nuestro planeta y nuestra salud. Según la FAO, se estima que perdemos aproximadamente 10 millones de hectáreas de bosques cada año. Los árboles no son simplemente componentes del paisaje; son vitales para nuestra existencia y bienestar. Los beneficios que aportan abarcan desde lo físico hasta lo emocional: estudios han demostrado que pasar tiempo en entornos naturales, incluyendo áreas arboladas, promueve la neuroplasticidad y fortalece nuestras conexiones neuronales. Además, existe evidencia científica que indica que la exposición a fitoncidas (compuestos derivados de plantas) y un entorno rico en biodiversidad puede mejorar la microbiota intestinal, fundamental para nuestra salud. La naturaleza también proporciona un espacio para el descanso mental, reduciendo los niveles de cortisol y fomentando la resiliencia frente al estrés. Incluso, los entornos naturales facilitan la mejora de la memoria y la capacidad cognitiva, así como inspiran el sentido de asombro y paz.

Aunque la tecnonaturaleza ofrece algunas ventajas, no puede igualar los beneficios completos que los entornos naturales proporcionan a nuestra mentalidad y fisiología. En este contexto, surge la importancia de las ciudades biofílicas, aquellas que integran la naturaleza en sus diseños urbanos. Un notable ejemplo es el Bosco Verticale de Milán, dos torres residenciales que albergan alrededor de 800 árboles, 4,500 arbustos y 15,000 plantas perennes que mejoran la calidad del aire y fomentan la biodiversidad en el corazón de la ciudad. Este tipo de desarrollo urbano demuestra cómo podemos incluir la naturaleza en la vida diaria de manera efectiva y estética.

Afortunadamente, existen leyes diseñadas para proteger y fomentar la naturalización de nuestros entornos, como la Ley de Naturalización, que promueve la recuperación de áreas verdes y la plantación de árboles adaptados al clima local. Estas medidas son esenciales para combatir la deforestación y promover un entorno más saludable. La administración tiene una responsabilidad crucial en la conservación de los árboles. Es imperativo que adopten un enfoque a largo plazo mediante planes de gestión de arbolado que incluyan la plantación, cuidado y aseguramiento de árboles adecuados para cada región climática. Los proyectos deben abandonar el pensamiento cortoplacista, la inercia y la resistencia al cambio radical necesario para enfrentar esta crisis, porque subestimar la escala del problema solo agrava la situación.

Como ciudadanos, también tenemos un papel fundamental en esta causa: encontrar tiempo para pasear en áreas verdes puede mejorar nuestra salud mental y física. Desarrollar una cultura de gratitud hacia los recursos naturales que utilizamos diariamente, como la comida y el aire, y mantener una conexión consciente con todos los elementos naturales que enriquecen nuestras vidas, como el agua, los animales y las estrellas, y por supuesto los árboles son acciones que todos podemos incorporar en nuestra rutina diaria.

La realidad es que todos podemos contribuir al cambio. Cada acción, por pequeña que sea, cuenta en la lucha por preservar y revitalizar nuestros entornos naturales. Trabajando juntos, avanzando hacia una responsabilidad compartida y adoptando decisiones conscientes en nuestras rutinas diarias, podemos asegurar un futuro donde la naturaleza y la humanidad coexistan en armonía. Mantener los árboles vivos es más que una necesidad ambiental; es una llamada a proteger nuestra salud, bienestar y legado para futuras generaciones. Desde ABA hacemos un llamamiento a todas las administraciones locales y regionales de las Islas Baleares y ciudadanos para que se involucren en este esfuerzo global y, juntos, construyamos un mundo más verde y saludable para todos. Por muchos más árboles. 

QUEREMOS ÁRBOLES VIVOS. Día de los Bosques